miércoles, 4 de septiembre de 2019

Guía para la elaboración de Artículos Filosóficos

1)  Preparación del artículo

a)    Revisión bibliográfica/ Elaboración de fichas

Tras la elección del tema que será objeto de investigación y análisis, se hace un repaso de lo que al respecto han publicado los grandes pensadores. Puede ser yendo directamente a los textos en físico o a través de un motor de búsqueda académico (Google académico, enciclopedias online, Dialnet (https://dialnet.unirioja.es) u otra base de datos de revistas indexadas).
Todo libro consultado debe ser debidamente referenciado y guardado para presentarlo en el informe final (Los expertos en este asunto suelen usar programas como ZOTERO: https://www.zotero.org/download/). Todo el material que se obtiene de esa revisión puede ser recogida en fichas textuales, donde debe cuidarse mucho la referencia correspondiente. Puede capturarse el texto transcribiéndolo manualmente, a través de una foto, escaneándolo, o digitándolo directamente a aplicaciones para ese fin como EVERNOTE (https://evernote.com/intl/es).

b)    Organización temática

Luego de haber obtenido material bibliográfico muy bien fundamentado, se procede a elaborar un esquema producto de un análisis de los textos. El esquema responde a ideas madre en torno a las cuales se pueden agrupar varias de las citas textuales archivadas.
Para una mejor organización se podría recurrir a un cuadro sinóptico u otro tipo de organizador mental. Conviene que sean solo 4 a 6 ideas principales, que sigan un orden lógico a criterio del investigador.

c)    Redacción del cuerpo

Después de los dos pasos anteriores se procede a redactar. Conviene manejar bien las herramientas del procesador de texto elegido, para sacar el máximo provecho al programa, usando estilos, numeración y referencias automáticas, etc.
El mejor modo de redactar es seguir la simple regla de la lógica: premisa 1 + premisa 2, entonces = conclusión. Y así cada párrafo, evitando las oraciones subordinadas innecesarias y los argumentos extensos. Se recuerda también que todas las reflexiones y aportes personales deben estar fundamentados según corresponda.

d)    Introducción y conclusión

Luego de haber desarrollado las ideas principales, de modo ordenado y esquematizado, se procede a presentar lo expuesto mediante la introducción. Se puede mencionar el perfil del filósofo o una breve reseña de la obra analizada.
También pueden presentarse las razones por las cuales se hizo la elección de ese tema o el interés o relevancia que ha tenido en su vida. La mejor manera de cerrar la introducción es informando qué esquema se ha seguido, cuáles son las ideas principales.
Finalmente se pasa a redactar la conclusión, donde puede hacerse un brevísimo resumen de lo expuesto, una repercusión en la vida diaria del tema, formular una nueva línea de investigación… o simplemente manifestar que ya se da por finalizada la investigación. Recuerde que la manera de presentar al lector su artículo es como el vuelo de un avión. Invitar para el vuelo (introducción), disfrutar el vuelo (cuerpo del artículo) y aterrizar suavemente (la conclusión).

2)  Formato de los artículos

(Se ha tomado como referencia el formato que propone la Revista Anuario Filosófico en los anexos de cada Número).
  •     Los artículos tendrán una extensión máxima —incluidas las notas— de 8.000 palabras. Este número de palabras, o de caracteres, puede calcularse fácilmente en los programas informáticos de tratamiento de textos. 
  •      Para la composición, el texto debe introducirse con formato y estilo. Los subtítulos han de estar numerados secuencialmente, así: 1. 2. 3., etc. Los títulos de posteriores subdivisiones deben seguir una ordenación alfabética, así: a) b) c), etc. Por ejemplo: 
4. Los últimos comentarios de Tomás de Aquino a Aristóteles 
a) El comentario al De caelo
  •     Las notas a pie de página han de ser concisas. Las citas en el cuerpo del texto también serán breves, escritas en el mismo idioma que el artículo, y han de ir entrecomilladas: “así”. Si se desea citar el texto original en un idioma distinto al del cuerpo del artículo, debe hacerse en las notas a pie de página. Si las citas en el cuerpo del texto superan las tres líneas, deberán ir en párrafo aparte, con sangría a la izquierda y sin comillas. Para introducir un término explicativo dentro de una cita se usarán corchetes, como en el siguiente ejemplo: “La vinculación de ésta [situación especial] al fin del agente...”.

  •     Las referencias bibliográficas siempre deben ir a pie de página, y nunca en el cuerpo del texto. Deben tener el siguiente formato: 
a) Para libros, L. PoloCurso de Teoría del conocimiento, vol. 4/1 (Eunsa, Pamplona, 1994); R. SpaemannÉtica: cuestiones fundamentales (Eunsa, Pamplona, 1987) 113-115. 
b) Para colaboraciones en obras colectivas, A. FuertesEl argumento cosmológico, en A. L. González(ed.), Las pruebas del absoluto según Leibniz(Eunsa, Pamplona, 1996) 47-158. 
c) Para artículos, R. YepesSentidos del acto en Aristóteles, “Anuario Filosófico” 25/3 (1992) 493-512. 
d) Para números monográficos de revista: A. M. González, R. Lázaro (eds.), Razón práctica en la Ilustración escocesa. Número monográfico: “Anuario Filosófico” 42/1 (2009) 1-257. 
  •     Pueden usarse referencias abreviadas en los siguientes casos: 
a) Cuando de un mismo autor se cite una sola obra, se abreviará su título así: R. Spaemann, op. cit.,108. 
b) Si de un mismo autor hay que citar más de una obra, se reiterará el título de forma abreviada; por ejemplo: R. SpaemannLo naturalcit., 15; L. PoloCursocit., vol. 4/1, 95. 
c) Puede utilizarse “Ibidem” cuando se repita una misma referencia consecutivamente. 

  •     Al final del artículo debe añadirse un apartado titulado "Referencias", en el que se recopilen todas las publicaciones a las que se haya hecho referencia en las notas. Este listado aparecerá por separado en el portal electrónico de la revista. Debe ordenarse alfabéticamente por apellidos y, si hay varias obras del mismo autor, por fecha de publicación en orden ascendente.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Hacia un Ciberespacio saludable

Ahora que se está hablando de una Ecología integral, es posible extender la preocupación por nuestro nicho ecológico hasta aquel espacio en donde también una gran parte de la población se encuentra: el “Ciberespacio”.
El Papa Benedicto XVI trató este tema en un mensaje del 12 de mayo de 2013 con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Para Joseph Ratzinger con el desarrollo de las redes sociales digitales ha surgido una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad.
Estos espacios favorecen formas de diálogo y de debate que –llevadas a cabo con respeto, salvaguarda de la intimidad, responsabilidad, veracidad– pueden reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la armonía de la familia humana. Las redes sociales se convierten así, cada vez más, en parte importante del tejido de la sociedad. Ellas alimentan también las aspiraciones radicadas en el corazón del hombre.
Para Benedicto XVI “es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello” (Discurso para el Encuentro con el mundo de la cultura, Belém, Lisboa, 12 mayo 2010).
Asimismo, las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente “inclusivas”. El ámbito digital no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana, especialmente de los más jóvenes. Las redes sociales son fruto de la interacción humana. De allí que sea necesario el compromiso de todos para construir espacios saludables que contibuyan al bienestar de las personas.
Como se ha dicho, de la mano de Joseh Ratzinger, las redes sociales y los cambios en las formas y los estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar de ese “mundo mejor que anhelamos”. Sin embargo, cuando nos acercamos a este nuevo nicho ecológico social no siempre encontramos un ambiente saludable. Los debates están plagados de insultos, de lenguaje ofensivo, de opiniones tiránicas, de desprecio, de falta de respeto al otro, de mensajes pesimistas y negativos…
Lamentablemente asistimos a un ambiente contaminado que también necesita ser cuidado como todo nuestro sistema ecológico. Por ello, pienso que este tema tiene también cabida en una “Ecología integral”. Entre los elementos implicados para crear un Ciberespacio no contaminado podríamos mencionar:  
   La familia, hábitat propicio donde se debe enseñar a niños y jóvenes a participar en las redes sociales con lo que se viene denominando reglas de “netiqueta”. Dicha enseñanza deberá ser especialmente con el ejemplo.
   Tanto la educación formal como cualquier otro tipo de sistema educativo y en todos los niveles se debe asumir el compromiso de educar también en valores que tienen que ver con el respeto hacia la persona del otro en el uso de las tecnologías y las redes sociales digitales.
   Superar la cultura de la indiferencia. No se debe dejar pasar la ocasión para corregir prudentemente a quienes hacen un uso irrespetuoso de los foros virtuales.
   Seguir apoyando toda normativa que busque regular el respeto, la veracidad y responsabilidad en el uso de la web 2.0, de las redes sociales y demás aplicaciones de este tipo. Ha surgido lo que se denomina "Infoética".

En conclusión, las redes sociales pueden ser un factor de desarrollo humano siempre y cuando los cibernautas asuman que en estos espacios no se comparten tan solo mensajes sino que, en última instancia, son ellos mismos, su vida misma, el objeto de la comunicación.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Las Humanidades y la formación de la persona


Foto: La Academia de Rafael Ranzio en Museo Vaticano.
En estos últimos siglos estamos asistiendo a un proceso de expansión de la ciencia y la tecnología nunca antes visto y cuyo desarrollo es imposible de prever. Nuestra sociedad y hasta nuestros niños no son ajenos a tal proceso, al contrario, estos últimos poseen un rol protagónico. No se trata de estigmatizar estos medios sino de integrarlos en la formación de cada persona. No se trata de reducir los conocimientos científico-técnicos ni de contraponerlos con las humanidades. Se trata de aunar, complementar y armonizar todos los saberes; rompiendo las barreras de aquella falsa doble cultura de “ciencias y letras”.
Existe una amplia e inabarcable bibliografía en humanidades y no pueden negarse sus logros en la formación universitaria y también en los programas de capacitación de las empresas. Asegurar una mejor calidad educativa en los jóvenes y adultos requiere incorporar contenidos humanistas en los programas curriculares para educar en la tolerancia, en el respeto, en la solidaridad, en la pluralidad ideológica y sobre todo en la convivencia pacífica.
Como puede apreciarse, el humanismo no es, pues, un proceso de erudición intelectual sin sentido ni utilidad en la enseñanza universitaria. Tampoco son meros contenidos para aumentar el bagaje cultural. Estos reduccionismos han propiciado el menosprecio a las humanidades.
Es hora de reivindicar las humanidades, lo cual supone incluir en los currículos universitarios y en toda enseñanza superior, una sólida formación humanística y ética, que garantice el ejercicio de la formación de nuestros profesionales y ciudadanos en general, para beneficio de la sociedad; lógicamente sin descuidar los estudios científico-experimentales que contribuyen a solucionar problemas socio-económicos y técnicos de los pueblos.
En resumen, podría decir que, entre otros, estos son los aportes de las humanidades:
  • Despierta la capacidad de admiración para contemplar el mundo, apreciando su veracidad y belleza, conduciendo a las personas a cultivar la estimación y vivencia de los valores.
  • Contribuye al pensamiento crítico y reflexivo, con capacidad para estar por encima de tópicos de moda y opiniones de turno.
  • Son saberes que humanizan la técnica, el trabajo científico, el mundo económico y pragmático de las personas.
  • Las humanidades ayudan a saber amar, porque el amor es totalmente ajeno a los parámetros utilitaristas. El amor es puro don, pues donde hay interés, no hay amor. El amor al mundo y a la vida, a la verdad y a la belleza, a la naturaleza y al destino, al trabajo y al ocio.
Contemplar, pensar y amar. Estas son acciones y facultades propias del ser humano, que deben ser desarrolladas y potenciadas en todo proceso formativo.

lunes, 21 de mayo de 2012

La Fe, acto de amor

Con motivo de celebrar los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI nos ha convocado a celebrar el Año de la Fe, que se iniciará el 11 de octubre de este año. Por tal motivo fui invitado el pasado jueves a un Coloquio sobre la FE. Mucho entusiasmo causó esta frase del Cardenal Henry Newman: “Creemos porque amamos”.


Justamente el hilo conductor de ese coloquio fue el convencimiento de que un acto de Fe trasciende el ámbito del conocimiento y se sitúa en la esfera del amor. Tanto en nuestra vida diaria como en nuestra relación con Dios, creemos porque amamos: “We believe because we love” afirmaría Newman en uno de sus sermones en Oxford University.

Esta experiencia religiosa es muy humana pues no es algo ajeno a esa manera de conocer que podemos denominar fe humana. Uno de los estudiosos de esta cuestión, el profesor César Izquierdo afirma categóricamente que no existe grupo humano donde no se produzca este modo de relacionarse, donde la confianza en el otro juega un rol importante.

Claro que esa confianza se da de diverso modo, según las circunstancias y al grado de estima que tenemos a los demás. El Beato Henry Newman establece diversos niveles: la persona que confía en la fidelidad de su amigo, el detective que intenta resolver un crimen y que para ello da suma importancia a la veracidad de los testigos, o el historiador del arte que prueba la autenticidad de un cuadro... Todo ellos analizan indicios de pruebas muy diferentes, pero al final terminan emitiendo un juicio de confianza (Grammatica dell’Assenso).

Esa confianza nos ayuda a vivir mejor, pues la fe de cada día –tanto humana como divina– es un bien para el hombre, dado que sin confianza una sociedad no puede vivir, como nos recuerda el Cardenal en Religious Faith Rational: “El mundo no puede funcionar sin confianza. Lo peor que puede ocurrir en un país es que se extienda la falta de confianza entre unos y otros. La desconfianza, la falta de fe, rompe los lazos de la sociedad humana (…) Es por esta razón que el “estado de incredulidad” debamos considerarlo como esencialmente contrario a la naturaleza humana” (I, 15)
John Henry Newman nació el 21 de febrero de 1801 en Londres, de padre anglicano y madre calvinista, la misma que lo inició desde muy niño en el estudio de las Escrituras. Cuando tenía 15 años, estando en el Trinity College, tuvo una vivencia que relató en estos términos: “confirmar mi desconfianza hacia la realidad de los fenómenos materiales y descansar en el pensamiento en dos y sólo dos seres absoluta y luminosamente autoevidentes: yo y mi Creador”. Desde aquel entonces Henry Newman profundizó en el tema de la fe como relación interpersonal. En esta experiencia personalísima –“My self and my Creator”– ha fraguado su propia vida y sin ella difícilmente podría explicarse su noción de asentimiento religioso en términos de “confianza y sumisión”.

En el YouCat se responde acertadamente a la pregunta 21 que la “fe es saber y confiar”. Con las siglas “YouCat” se conoce al Young-Catechism o “Catecismo Juvenil de la Iglesia”, un manual de bolsillo editado en Alemania el año 2010. Confiar significa arriesgar. Desde luego que el riesgo que se asume no es precipitado sino que está motivado por la confianza. El YouCat ilustra esta idea de este modo: “Cuando un paracaidista pregunta al empleado del aeropuerto: «¿Está bien preparado el paracaídas?», y aquél le responde, indiferente: «Creo que sí», no será suficiente para él: esto quiere saberlo seguro. Pero si ha pedido a un amigo que le prepare el paracaídas, éste le contestará a la misma pregunta: «Sí, lo he hecho personalmente. ¡Puedes confiar en mí!». Y el paracaidista replicará: «Te creo». Esta fe es mucho más que saber: es certeza. Y ésta es la Fe que hizo partir a Abraham a la tierra prometida, está es la Fe que aún hoy mantiene en pie a los cristianos perseguidos” (p. 25-26).

Tras todo lo dicho podemos concluir afirmando que la fe es un acto de amor, antes que un acto de la razón: “Nada puede y debe ser creído sino el Amor. Sólo el Amor es digno de fe” sentenció acertadamente Hans Urs von Balthasar.

lunes, 9 de mayo de 2011

Let it Be... ¡Hágase!


Con la llegada de Paul Mc Cartney a Lima, han vuelto a sonar las canciones de los Beatles en todos los medios como reguero de pólvora. Justamente ayer mientras escuchaba la radio sonó Let it be y me gustó mucho que hicieran referencia al origen e inspiración de la letra de esta canción compuesta por el ex-integrante de los Beatles.
Esta canción nació cuando Paul McCartney atravesaba por momentos difíciles, tanto en lo personal como en la propia Banda. En lo personal, las drogas y el stress empezaron a pasarle factura y se encontraba muy tenso. Respecto al grupo, John Lenon, al pasar más tiempo con Yoko Ono, descuidaba el grupo y, además, la amistad entre John y Paul se estaba resquebrajando y el horizonte de la desunión de los Beatles estaba al acecho. Paul se quería aferrar a todo y a la vez tendría que tomar decisiones importantes en su vida. Entonces soñó con su madre, que había fallecido cuando tenía solo 10 años. Sintió que ella le reconfortó repitiéndole al oído muchas veces estas sabias palabras: “let it be, let it be, let it be”.
Jean Lauand, catedrático de Filosofía de la Educación de la universidad de Sao Paulo, sostiene que Let it be es una Oración a la Virgen María. Aunque es cierto el mismo Paul lo atribuyó a su mamá de nombre Mary, sin embargo es muy posible referirlo a Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra. No olvidemos que en el Álbum correspondiente, esta canción compuesta en el año 1970 sigue a otra titulada Lady Madonna, de 1968. Esta última inspirada en las mujeres trabajadoras de Liverpool muy devotas, como la mamá de Paul, de la Virgen Madre, la Lady Madonna. De allí que para el profesor brasileño, el título Let it be pueda traducirse como Fiat en latín, aquel Hágase del rezo del Ángelus que expresa la disponibilidad de la Virgen María.
Por lo dicho, creo que la letra de esta canción puede ser usada como una exquisita Oración dirigida a Santa María, para que siempre nos ayude a aceptar y cumplir la Voluntad de nuestro Padre Dios. En los momentos de angustia, en las horas de soledad y desolación podemos hacer nuestra esta plegaria tan corta pero significativa: “Let it be”… ¡Hágase! Así le rezaba, por ejemplo, San Josemaría a Dios, por medio de María: “Domina, ut sit” (Señora, que sea… ¡Hágase!) Durante varios años previos a su ordenación sacerdotal repetía esta jaculatoria, pues aunque no alcanzaba a descubrir lo que Dios le pedía, sabía que hacer la Voluntad de Dios es lo mejor que nos puede suceder. 


Los católicos que frecuentemente rezamos el Padre Nuestro, le pedimos que se haga en nosotros su Voluntad: ¡Fiat! Hágase la misma Voluntad de Dios en nuestras vidas, pues como comenta San Cipriano de Cartago “necesitamos de esa misma voluntad, es decir, de su ayuda y protección, porque nadie es fuerte por sus propias fuerzas, sino por la bondad y misericordia de Dios”. Especialmente en este mes de Mayo, podemos emplear estas jaculatorias para afianzar nuestra fe y confianza en Dios por intercesión de la Virgen María, quien con cuidado maternal está muy pendiente de nosotros, para que haciendo lo que Dios quiere seamos realmente felices.

sábado, 16 de octubre de 2010

El individuo y las estructuras sociales

La mañana del 7 de octubre la Academia Sueca hizo público el otorgamiento del Nobel en Literatura a Mario Vargas Llosa. Me quedé turbado al escuchar que dicho premio le fue otorgado por su "cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo". Confieso que esperaba como mérito algo relacionado con su estilo literario y su afamada pluma. Desde aquella mañana las frases “estructuras de poder e individuo” se convirtieron en música de fondo en mi cabeza. Ahora quiero compartir con ustedes estas reflexiones.

Quizá resulte atrevido identificar los motivos que llevaron a la Academia Sueca a otorgar el Nobel a Mario Vargas Llosa, pero no cabe duda que hubo algún tinte ideológico. No es extraño, pues nadie negará que todo escritor trasmite en el fondo un mensaje ideológico y nos ofrece un modo de ver el mundo, sea desde una perspectiva realista o racionalista, materialista o espiritualista, entre otras cosmovisiones.

En lo que respecta a Vargas Llosa, su talante literario ha logrado “plasmar la derrota del individuo a cargo de las estructuras de poder”, un síntoma de la escabrosa relación entre la persona individual y el estado. La reflexión sobre el lugar del individuo en la sociedad es tan antigua como la Filosofía. Para Aristóteles "la ciudad es por naturaleza anterior al individuo, pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí mismo (…) El que sea incapaz de entrar en esta participación común, o que, a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella, no es más parte de la ciudad, sino que es una bestia o un dios" (Política, 1,1).

Como Aristóteles, los pensadores griegos clásicos postularon que el individuo está en función de la sociedad, la que –como estructura social– posee una entidad más perfecta que el propio ciudadano espartaco o ateniense. Desde entonces (siglo IV a.C.) la relación sociedad/individuo ha devenido en sendas teorías que van desde el colectivismo-socialismo hasta el individualismo. Lo primero ha extrapolado los postulados griegos concediendo a la sociedad un papel preponderante en la constitución del individuo, quien sería nada sino fuera por el estado. En el extremo contrario, tal vez con el deseo de consolidar al individuo, aparece el “individualismo”, que niega entidad al estado o a lo mucho se le reconoce su papel funcional para garantizar la paz de los individuos y para defender sus derechos gracias a un contrato social.

En países cuya vida sociopolítica ha estado amenazada continuamente por los colectivismos, es importante recobrar el valor del individuo. Éste es el caso de nuestro Perú, pues en el tiempo del Incanato, en la época Republicana y también en la democracia la individualidad de los ciudadanos ha sido debilitada por las dictaduras y totalitarismos. Mario Vargas Llosa ha querido mediante su pluma reivindicar a ese individuo, lacerado por el estado o sociedad, con regímenes totalitarios, la corrupción, o los males sociales como la prostitución, las drogas, la pobreza. El escritor quiere recuperar la individualidad, sobre todo de la juventud que tiende a la masificación ese “concierto multitudinario los jóvenes de hoy comulgan, se confiesan, se redimen, se realizan y gozan de esa manera intensa y elemental que es el olvido de sí mismos”.

Para Vargas Llosa es un reto ayudar a ese joven o ciudadano a ser libre, para auto-afianzarse en esta sociedad. Defender al individuo frente a estas estructuras que lo oprimen es algo muy positivo. No obstante, al Mario Vargas Llosa de ese Premio Nobel no lo vamos a encontrar en una simple lectura de sus novelas sino en un análisis serio de su pensamiento y, sobretodo, en su labor de ensayista.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Las TIC y la formación de la persona

Las Tecnologías para la Información y Comunicación, universalmente conocidas como TIC vienen generando continuas transformaciones en nuestra vida, influyendo en casi todos sus aspectos. Las nuevas generaciones difícilmente se ven desligadas de ellas.

En el campo educativo, en tan sólo una década las nuevas tecnologías han llegado a tener aplicación a nivel cada vez más amplia y se ha extendido progresivamente a todas las instituciones educativas. Actualmente no se concibe la posibilidad de cursar la universidad sin poseer un equipo de computación personal comunicado por Internet. Podemos decir que las TIC se han constituido en un nuevo “vademécum”.

Ahora bien, cuando se piensa en las tecnologías nunca debe perderse de vista el fin de todas ellas: la persona humana. Al fin y al cabo es la persona humana de donde parte toda innovación y donde toda innovación retorna. Según esto, la pregunta clave que nos podemos plantear es ¿contribuyen las TIC con la formación del ser humano?

Entre las bondades de las TIC tenemos: 1) Promueven una mayor comunicación y participación especialmente entre los jóvenes, 2) Ayudan a desarrollar nuevas capacidades, 3) Se trata de nuevos medios para el aprendizaje y para la investigación, y 4) Contribuyen también en la trasmisión de valores.

No obstante, es conveniente tener en cuenta criterios para el buen uso de las TIC. Podemos considerar los siguientes: 1) Que sean medios al servicio de los fines de la educación, 2) Que no se reduzcan una “educación ligth”, 3) Que las TIC aporten al proceso de enseñanza-aprendizaje, 4) Que sean integradas en los currículos y el desarrollo de los contenidos, 5) Que se cuide la formación de los profesores y personal docente, y 6) Que todos los agentes educativos se involucren como tales.

Como cualquier medio, las TIC pueden ser usadas de modo cabal y con mucho provecho, pero también podrían desvirtuarse debido a un uso indiscriminado. Junto a los criterios antes señalados, advertimos seis riesgos: 1) el peligro de la tecnocracia y el consumismo, 2) los problemas éticos que generan en estos espacios, 3) multiplicación de la información y la abundancia de datos, 4) el riesgo de conceder más tiempo a las TIC que al propio proceso educativo, 5) la denominada “brecha generacional” entre padres e hijos y entre diversos grupos humanos, y 6) la evasión del tiempo real por un espacio virtual más inmediato y superficial donde vive la nueva “generación del pulgar”.

A pesar de estos riesgos, también es cierto que el influjo de las TIC en la educación puede ser muy provechoso. Para ello se hace necesario que los docentes utilicen con mayor confianza las TIC en los procesos enseñanza-aprendizaje, convencidos que estamos ante un nuevo paradigma: el de la cultura multimediática. Es necesario una oportuna capacitación para poder reducir la brecha que hay entre nosotros, “inmigrantes digitales” y la actual juventud que podemos llamar “nativos digitales”.

Sin endiosar a las TIC ni creer que ellas solas solucionarán los problemas de calidad educativa, no cabe la menor duda de su importancia capital en la nueva educación desde muy distintos ángulos. El Estado, las escuelas, los maestros y los currículos: todo ello debe tener variaciones sustantivas y adaptaciones a fin utilizar las TIC del modo más eficiente para esta sociedad del conocimiento y la tecnología que nos invade.